Preguntarse si la ética es rentable, es como si nos preguntáramos si es agradable ser amable. Muchas veces, por la necesidad de maximizar los ingresos, los negocios caen en prácticas que van en contra de los principios morales y éticos, buscando el camino de mayores ganancias a corto plazo.
La ética, son los juicios morales de un individuo sobre lo que está bien o lo que está mal. En los negocios las decisiones son tomadas por un individuo o un grupo de ellos, donde deciden comportarse de manera ética o no.
Tener un comportamiento ético hace que los stakeholders o grupos de interés (clientes, proveedores, empleados, etc.), se sientan cómodos, viviendo una experiencia agradable; los clientes se interesan por adquirir los productos y/o servicios, lo cual incrementa significativamente las ventas y por ende las ganancias.
Asimismo, los colaboradores se sienten motivados generando un buen clima laboral, lo cual se ve reflejado en el aumento de la productividad. Esto genera tranquilidad entre los inversionistas del negocio. Un negocio ético se esfuerza por entregar buenos productos o servicios, esto atrae a los mejores proveedores, contribuyendo a mantener la calidad.
Como decía Platón: «Buscando el bien de nuestros semejantes encontramos el nuestro»; es decir, que las decisiones que tomemos con respecto a nuestro negocio, no debe estar centrada en el lucro, en ganar dinero a toda costa. La mayoría de los negocios son ambiciosos y codiciosos, están obsesionados con el corto plazo.
Los negocios deben apostar por crear valor a través de los valores de las personas. El objetivo no es ganar dinero sino generar riqueza, ofreciendo productos y servicios realmente útiles y necesarios, haciendo que la ética se convierta en sinónimo de rentabilidad.
Preguntémonos ahora, ¿hasta cuándo queremos que nuestros negocios sean rentables?, ¿cuántos años queremos que duren nuestros negocios?; para eso tenemos que pensar en la sostenibilidad de los mismos; ahora, si queremos negocios sostenibles, la ética no solo debe quedarse en nuestros actos presentes, en el día a día; sino que debe trascender preocupándonos por los intereses de las futuras generaciones.